Hace 14 días reflexionamos cómo la hípica se distanció de los medios. Cómo hace 30 años todos los diarios publicaban dos páginas de hípica y difundían los triunfos de Wolf, José Santos y Luis Torres. Panorama que contrasta con la casi nula presencia hoy. Y si aparece es por el brote de Covid-19 en La Palma, la suspensión del Fonotrak en el Sporting, las fallidas Carreras a la Chilena en el Club Hípico o la detención de propietarios narcotraficantes. La falta de campañas masivas de marketing, el estigma por algunas manzanas podridas, la escasez de inversión publicitaria y el campante liderazgo de las autoridades hípicas y de Gobierno, configuran una tormenta perfecta que se desató con la suspensión por más de cuatro meses de la actividad.
La situación se agrava con la ignorancia supina de comunicadores y autoridades sobre el turf. Hoy noticieros como Meganoticias y 24 Horas y el programa Hola Chile informaron -malinformaron en rigor- la detención de una banda dedicada al narcotráfico, incautando 39 caballos. Hasta ahí los datos son correctos, sin embargo, dijeron que lavaban dinero con Finasangre y en La Red hasta los ligaron con «el mundo de la hípica». Antes que todos Katherine Martorell, Subsecretaria de Prevención del Delito, afirmó que eran «Purasangre», estigmatizando aún más como autoridad. Lo cierto es que se trata de caballos chileneros y el tal Carlos Duarte, líder de la banda, no figura en el Stud Book. Así la imagen de la hípica se ve dañada nueva y gratuitamente. Es de esperar que sus directivos hagan un reclamo formal a los medios y al Gobierno como ya lo han hecho algunos aficionados. Hasta cuándo. Los gremios, los hipódromos y los caballos (los protagonistas sin voz), todos resistiendo estoicamente por cuatro meses y cumpliendo el protocolo sanitario, ya han sufrido mucho como para recibir otro golpe artero. Ya es hora de que esta actividad, que da trabajo a 30 mil personas y diversión a miles y miles de chilenos, tenga un mensaje positivo.